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Introducción: La crisis talibán de Afganistán analizada por el Coronel Pedro Baños

En su libro “Así se domina el mundo”,  analizó el porvenir de este país en su capítulo “Afganistán, o no aprender en cabeza ajena”  Lo primero que hay que tener meridianamente claro es que en Afganistán, por tradición, un extranjero es un invasor y hay que expulsarlo. Los afganos luchan con uñas, dientes y toda su voluntad frente a cualquier injerencia extranjera.

Ejemplo de ello es que nunca quisieron vía férrea porque se consideraba que facilitaba la invasión del país. Todos los que han entrado han sufrido un gran desgaste: desde Alejandro Magno con los antepasados de los actuales afganos hasta el todopoderoso imperio británico que dominaba el mundo.

Baños lo explica bien con una cita de Rambo III: “Esa gente jamás se ha rendido ante nadie”.

¿Qué lleva a Occidente a desplegarse en Afganistán?

El Coronel Pedro Baños tiene claro que “fue una operación de venganza, porque Estados Unidos tenía que actuar contra alguien tras el 11-S. ¿Por qué no contra Arabia Saudí cuando 15 de los 19 terroristas que perpetraron los atentados eran saudíes? No podía, Arabia Saudí es un aliado clave, principal comprador de armas en el mundo”

Era más fácil atacar a un país proscrito gobernado por un régimen talibán al que casi nadie apoyaba, así que Estados Unidos se envalentonó y entró en el país exigiendo venganza pese a que el régimen talibán, en último momento, ofreció la entrega de Al Qaeda, con quien no tenía ninguna relación. Y, si la tenían, no era buena: aunque ambos sean muy rigoristas no persiguen los mismos fines.

Yanquis go home!

Tras más de dos décadas de lucha estéril y una incapacidad manifiesta para controlar al país, Occidente ha tenido que batirse en retirada. Una vez más, el regusto amargo de Vietnam remueve el estómago americano. Lección aprendida: no hay enemigo pequeño.

El Acuerdo de Doha que el Gobierno Trump firmó con los talibanes (febrero de 2020) supuso el compromiso de retirada militar de Estados Unidos. El  proceso debía darse por concluido antes del 11 de septiembre de este año.

Al dejar el control en manos del ejército y la policía local, supuestamente ya formada, el empeoramiento empezó a empeorar y Afganistán comenzó el año 2021 en una situación desesperada, con más de 18 millones de afganos (la mitad de la población) en situación de necesidad humanitaria. La disminución de la ayuda internacional, la escalada del conflicto, la debilidad de las instituciones públicas y los problemas medioambientales, como las sequías, han contribuido a ello.

Los talibanes se han hecho estos días con la capital, Kabul, colapsando el régimen afgano que se ha visto incapaz y superado.

Baños insiste en que la salida de las tropas internacionales “ha sido desastrosa” y esta retirada ha transmitido una “mala imagen de Estados Unidos, de la OTAN y de las democracias occidentales”.

Claves para entender la crisis talibán en Afganistán:

Cuesta mucho tratar de comprender una cultura tan ajena a nosotros, anclada en la Edad Media, sin un mínimo respeto por los derechos fundamentales de las personas (en especial de las mujeres), pero estas son las claves:

1.La ilusoria “democracia afgana”

Nos han intentado vender un discurso de Afganistán que no corresponde con la realidad. No es cierta esa democracia que, según decían, se había conseguido implantar. Cuando hay elecciones nadie se lee el programa y nadie vota a un candidato que no pertenezca a su clan: allí no se vota por partidos. La aparente paz “se ha comprado” literalmente a los señores de la guerra locales.

2.Las cloacas del Estado

Ocupa el tercer puesto en el ranking mundial de países más corruptos. El gobierno depuesto no era en absoluto idílico aunque el panorama que se presenta ahora sea espeluznante. Prácticamente todos los funcionarios tenían precio y eran susceptibles de ser comprados. La trazabilidad del soborno era indetectable por el método usado: hawala. A los talibanes se les presupone cierta honestidad y, por ello, han ido ganando terreno frente a las habituales corruptelas de las estructuras gubernamentales.

3.El opio para el pueblo

En Afganistán se produce el 90% del opio mundial, base para elaborar la heroína. Mueve miles de millones y ha servido para autofinanciar la causa talibán junto al comercio de minerales y el impuesto islámico.

4.La fuerza “bruta” afgana

El ejército afgano llegó a constar de de 300.000 efectivos, cifra que parece desproporcionada -pero paradójicamente insuficiente para frenar a los insurgentes- dada la extensión país. Se financia por ayuda exterior pero nunca llego a profesionalizarse: constantes abandonos para cuidar sus cultivos o deserciones a cambio de un teléfono móvil estaban a la orden del día.

Se han visto involucrados en casos de secuestro y extorsión de personal de ONG, extranjeros…de nuevo la corrupción y falta de valores. Sumado a los 60.000 fallecidos (sin cifra oficial) que sin duda, los llevó a no exponerse más.

Decía Sun Tzu en “El Arte de la guerra” que si la victoria tardaba en llegar, las armas pierden filo. La moral nunca estuvo alta y en estos momentos su fragilidad se hizo más patente que nunca.

***Según Foreign Policy, Estados Unidos ha invertido casi 83.000 millones de dólares en entrenar a las fuerzas de seguridad de Afganistán para defenderse de una incursión talibán.

5.Los medios de “incomunicación”

Siempre faltó una prensa independiente y efectiva. Los medios financiados por los extranjeros no conectaban con los ciudadanos, sus mensajes parecían ajenos a la realidad afgana y muy alejada de su pensamiento. Sin la ayuda extranjera ahora serán inviables.

6.Minorías religiosas en Afganistán

Durante los años de intervención occidental, nunca se trató de solucionar la discriminación hacia los miles de cristianos (que nunca llegaron a contar con un templo). El Islam prohibía -bajo pena de muerte- la conversión a otras religiones. La iglesia evangélica estaba prohibida. El gobierno depuesto, siempre tibio,  no hizo nada en este sentido.

7.El tráfico de personas (y órganos), la esclavitud sexual y las mafias afganas

Además del tráfico de opio, las mafias afganas hacían caja con el tráfico de personas: esclavitud, forzados sexualmente, mendicidad, niños de la guerra, tráfico de órganos… Son enviados los más vulnerables, mujeres y niños, a Irán, Pakistán, Arabia Saudí u Omán.

Crisis taliban en Afganistán por el coronel Pedro Baños

¿Cómo hemos llegado a esto?

La imagen habla por sí sola: la fotografía del aeropuerto de Kandahar –en los años 70’s-  permite entender mejor las que nos llegan hoy de cientos de afganos tratando de huir a toda costa en los pocos aviones que despegan del aeropuerto de Kabul, convertido en el último reducto que queda de Occidente en el país asiático.

El grupo islamista gobernó Afganistán de 1996 a 2001 hasta que fue destituido del poder por las fuerzas lideradas por Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre. Tras varios años con la inestabilidad como norma y la OTAN dándose de cabezazos contra las montañas afganas, los talibanes invadieron la capital, Kabul, el fin de semana pasado. Con ellos se volverán a instaurar las leyes islámicas o ‘sharía’, la cual prohíbe por ejemplo la música, el cine, la televisión o la escolarización de las niñas.

El lunes, el presidente afgano Ashraf Ghani se exilió, abandonando el país a su suerte y provocando una crisis de refugiados sin precedentes. La CIA había previsto la situación, pero calculó el proceso en tres meses: el desenlace se precipitó en tres días. Se comenta solo.

Un poco de historia. Génesis talibán

Los talibán surgieron del movimiento de los muyahidines, que combatieron contra las tropas de la Unión Soviética. Nacen en el norte de Pakistán a principios  de los 90. El término talibán hace referencia a «estudiante» en la lengua pastún, ya que muchos de los combatientes fueron estudiantes de las escuelas religiosas de Afganistán y Pakistán, donde recibieron una educación islámica radical sunita.

Son defensores del cumplimiento más estricto de la sharia (ley islámica)   Son tan  rigoristas que rezan incluso más veces de las que recomienda mundo musulmán. Se rigen por el código pastunwali, que tiene en la venganza uno de sus pilares fundamentales. Las actuaciones que se han llevado a cabo allí durante veinte años -ataques con drones, bombardeos, etcétera- solo han conseguido enquistar rencores.

Origen de la crisis talibán en Afganistán

En los años 70 los comunistas afganos tomaron el poder con la ayuda de la Unión Soviética, ambos son comunistas pero mientras los soviéticos son ateos, los muyahidines son partidarios de la teocracia y la sharia. Y esto es innegociable.

En plena Guerra Fría -y con un panorama más caliente que nunca- Afganistán recibe la ayuda de EEUU, Israel, Reino Unido, Pakistán y Arabia Saudí. El Ejército Rojo se retiró en 1989 y los afganos colapsaron económicamente. Los muyahidines tomaron el poder pero hubo una lucha intestina entre sus diferentes facciones para hacerse con el control. Los talibanes se fueron haciendo fuertes y tomaron Kabul.

Dieron cobijo a un desconocido Osama, El Innombrable…un adinerado saudí cuyo fanatismo político y religioso iba a cambiar el orden mundial. Estableció campos de entrenamiento y fundó la organización terrorista de Al Qaeda. EEUU y Reino Unido dieron un golpe en la mesa. Los problemas pronto fueron otros.

Régimen talibán: 1996 vs 2021

Solo tres países reconocieron al régimen talibán de 1996: Pakistán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Esta vez, los fundamentalistas islámicos buscan reconocimiento y legitimidad internacional, y parece que saben cómo encontrarlo, aunque para ello tengan que hacer el paripé de cierta normalidad y apertura frente al mundo.

Su inspiración está clara ¿acaso no está recocida por la comunidad internacional Arabia Saudí, cuyo sistema legal también está basado en la ‘sharia’ o ley islámica?

El día que lo cambió todo: 11 Septiembre 2001

Nadie estaba preparado para lo que vino después: los atentados del “11 S” causaron la muerte de 3.000 personas en pleno centro de New York e hirieron al mundo entero.

EEUU toma represalias contra Afganistán por negarse a entregar a los autores intelectuales de la masacre. El 7 de octubre de 2001 tiene lugar el despliegue de tropas para derrocar el régimen talibán, instaurar democracia y acabar con los ideólogos. Fue fácil “hacerse” con el control pero ni rastro de los responsables.

El mundo aprendió una palabra nueva: desinformación. El Departamento de Defensa americano crea su Oficina de Influencia Estratégica (secreta) OIS para difundir información falsa que sirviera a la causa americana.

Equilibrio inestable en Afganistán

La situación nunca ha estado controlada, solo podemos hablar de relativa tranquilidad “comprada” en las zonas ocupadas.

La policía afgana era insuficiente y caótica. Se crea la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad ISAF, una misión multinacional para velar por la paz donde la mayoría de los militares los aporta EEUU pero también otros países entre los que se encuentra España. La labor de esas tropas era contener a los insurgentes talibanes mientras se formaba a la fuerza local.  

Fuera de los enclaves principales, el control lo ejercen los señores de la guerra que funcionan como caciques territoriales, enriquecidos con las plantaciones de opio.

2004 se celebran las primeras “elecciones democráticas”. Muy entre comillas.

Crónica de una muerte anunciada

En 2013 la OTAN deja poder en manos de la policía afgana supuestamente ya formada y se limita a dar apoyo aéreo y a continuar el adiestramiento de las milicias locales. Empieza el camino de regreso.

Obama da por concluida la misión “Operación Libertad Duradera” (OEF) a finales del 2014 de este nuevo Vietnam, pero lanza una nueva misión “Centinela de la Libertad” (OFS), destinando menos recursos y exclusivamente labor de formación de la policía y ejército afgano.

En 2018 tiene lugar el primer gesto de tregua, un alto el fuego simbólico de 3 días para celebrar el Ramadán. Pronto llega una negociación para que las tropas extranjeras –especialmente los 14.000 soldados de EEUU- se marcharan en 14 meses (fecha tope septiembre de 2021) si cesaban las hostilidades.

Se precipitan los acontecimientos

En mayo de 2021 los talibanes emprenden una ofensiva desde el campo a las principales capitales de provincia a través de la ejecución de civiles relevantes y de la diplomacia con diferentes tribus. Los talibanes se van abriendo paso.

Zaranj es la primera capital importante en caer el 6 de agosto, le siguen con relativa facilidad otras tantas en pocos días. El presidente Ashraf Ghani tarda en reaccionar y pide ayuda a los señores de la guerra afganos a los que había despreciado en un principio  y a los EEUU pero ya era tarde. Kabul ya estaba rodeada y abandona el país dejándolo a su mala suerte.

Entonces llegaron las imágenes que nadie quería ver, los talibanes entrando en el palacio presidencial. Aunque, el asalto llegó con golpe de efecto y postureo en las redes sociales.

Lavadito de cara talibán: marketing 2.0

Talibanes muy “instagrameables” en coches de choque, usando las máquinas del gimnasio presidencial, islamistas barbudos tomando un helado y sonriendo a la cámara. Las instantáneas que nos están llegando estos días desde Kabul parecen cómicas, si no fuesen terriblemente peligrosas y trágicas.  

El Coronel considera que los talibanes están actuando “con mucha astucia” al utilizar las redes sociales para mandar mensajes de tranquilidad, tolerancia y cierta apertura.

“Está muy bien vista la astucia y el engaño de quien no pertenece a tu familia o país. Y es lo que están haciendo con nosotros, lo que han hecho siempre. No podemos creernos nada. Son grandes maestros de la propaganda, pero el sustrato ideológico es el mismo, solo que ahora se han modernizado”.

Sin embargo, las imágenes contrastan con lo que está ocurriendo en el Afganistán rural, donde se han documentado detenciones arbitrarias, registros en domicilios y la prohibición de estudiar y trabajar a las mujeres. 

El futuro de la mujer en Afganistán

Según la Organización de Derechos Humanos, en 2019 más de mil mujeres contaban con sus propios negocios o habían conseguido ser abogadas, médicas, juezas, profesoras, ingenieras, atletas, políticas, periodistas, empresarias, agentes de policía y miembros del ejército, así como activistas de derechos humanos, a pesar de los múltiples obstáculos.

Los talibanes se esfuerzan en mostrar cierta apertura: “No queremos enemigos internos ni externos”, explicó el portavoz Zabihullah Mujahid en la primera rueda de prensa. Aseguraba que las mujeres podrán trabajar y estudiar y “serán muy activas socialmente pero dentro del marco del Islam”, habló también de amnistía y de libertad de prensa. Las palabras deberán traducirse en hechos duraderos para que su discurso sea más creíble.

La ley islámica por la que se rigen, la ‘sharia’, relega a la mujer un papel casi invisible. Permanecen toda su vida bajo la supervisión de un hombre de la familia –el “guardián”, papel que normalmente asumen sus padres o maridos–, y necesitan su permiso para iniciar estudios, casarse, acceder a tratamientos médicos… siempre bajo sanciones -incluso pena de cárcel- si desafían sus directrices.

guerra de los talibanes en Afganistan por el coronel Pedro Baños

Conclusiones del Coronel Pedro Baños sobre la crisis talibán en Afganistán

  1. A Estados Unidos el papel de líder mundial le empieza a quedar grande, ha perdido la hegemonía que adquirió con la caída de la Unión Soviética y ahora China se ha convertido en una fuerza muy difícil de frenar. Pese a los estragos económicos que está ocasionando la crisis del coronavirus, China consiguió cerrar el 2020 con un crecimiento del 2,3% después de que su producto interior bruto (PIB) llegase a los 101,598 billones de yuanes (12,97 billones de euros).
  1. A Estados Unidos le preocupa que China se haga con el control del país y tenga capacidad de bloquear el Estrecho de Ormuz, donde hay grandes intereses comerciales y estratégicos. China tiene una pequeña frontera con Afganistán y se ha beneficiado de minerales estratégicos y recursos naturales de allí a base de comprar a los señores locales.
  1. El pueblo afgano jamás se ha querido someter a ningún invasor. Esa guerra ya estaba perdida para Estados Unidos cuando entró en busca de venganza. Para extirpar ese concepto de venganza sólo cabe acabar con todo los afganos. Y eso, por supuesto, no es una posibilidad.
  1. Económicamente es un país inviable, un desastre absoluto, que está sostenido por las ayudas internacionales. Podría ser una herramienta para hacer cierta presión aunque parece obvio que prefieren seguir viviendo en la Edad Media antes que doblegarse por recibir las ayudas.
  1. Tiene que haber un control para evitar que se convierta en una gran base de entrenamiento de grupos yihadistas.

¿Y ahora…qué?

La OTAN (EEUU principalmente) -tras 3.500 bajas y miles de millones de dólares perdidos- no parece muy por la labor de volver.

Tampoco China ni Rusia parecen querer mover ficha y ahora la situación en Afganistán es de guerra civil entre la Resistencia (que pide apoyo a la OTAN) y los talibanes. Complicado porque los talibanes se han hecho con armamento y vehículos equipados abandonados por las tropas estadounidenses. La Resistencia está comandada por el anterior presidente afgano Amrrullah Saleh y el hijo de un antiguo combatiente de la resistencia afgana contra de Unión Soviética llamado Amhad Massud.

La guerra civil ha empezado pero Occidente mira a otro lado: esta guerra ya no es nuestra.

Escrito por Raquel S. Armán

Cofundadora de Helpers Speakers

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Bibliografía y artículos del Coronel Pedro Baños Bajo

Afganistán, un ejército con pies de barro://www.abc.es/internacional/abci-pedro-banos-afganistan-ejercito-pies-barro-202108162012_noticia.html

Entendiendo Afganistán, El Liberal: https://www.elliberal.com/entendiendo-a-afganistan-ii/ https://www.elliberal.com/entendiendo-a-afganistan-iii/

20 Minutos https://www.20minutos.es/videos/economia/4794820-banos-la-situacion-de-afganistan-es-una-vuelta-al-pasado-preocupante/