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Hemos lanzado ocho preguntas a varios de nuestros Helpers Speakers: Víctor Küppers, Javier Iriondo, Bisila Bokoko, Pirri Esgrima, Ángel Rielo, David Meca, Paul Montiel Hombre de Titanio, Alejandra Vallejo-Nágera, Albert Bosch, Julio de la Iglesia, Dani de la Cámara,  Iñigo Sáenz de Urturi, Teresa Viejo, Inés Torremocha, Manuel Feijóo Aragón, … Seguro que aprendes y te diviertes con sus respuestas.

Victor Küppers

  • ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

Emocionante, pero con mucho sufrimiento. Además, tenía que hablar para personas que eran mucho mayores que yo, recuerdo que me temblaban las piernas y me puse los pantalones más anchos que tenía, fue hace 25 años.

  • ¿Algún momento de tierra trágame?

Una vez llegué a un cliente a hacer una conferencia, yo ya había hecho para ellos otra y me contrataron una segunda conferencia. Yo pensaba que el público era totalmente distinto y cuando llegué allí, preparado a dar la misma conferencia, me dicen “no, no, el público es el mismo, no es diferente, tienes que hacer una conferencia diferente porque ya lo han escuchado hace dos semanas”. Y tuve que improvisar durante una hora y media, ahí sobre la marcha, para no repetir ninguno de los conceptos que ya les había explicado tan solo dos semanas antes. Ahora es divertido explicarlo, pero no lo pasé nada bien.

  • ¿Ritual antes de salir?

Ninguno, me santiguo, soy creyente, y para pedir ayuda, pero nada más.

  • ¿Cómo controlas los nervios?

Ya no tengo nervios, ahora disfruto y tengo muchas ganas de salir a hablar. Antiguamente creo que la forma era intentando prepararme muy bien, fijándome en las caras más favorable, las que más me intentaban ayudar y, sobre todo, preparando bien el inicio, porque si arrancas bien la conferencia todo es mucho más fácil.

  • ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Uno que me dieron a mí. Que la persona importante no es la que habla, la que está en el escenario, la importante es la que te está escuchando, y que tú tienes que ponerle la misma ilusión y las mismas ganas que la primera vez, aunque hayas explicando esos conceptos 349 veces.

  1. ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Sí, por supuesto, trabajar gratis sí. Para colegios, para ONGs, para hospitales… Hago muchas conferencias gratis cada año y son las que más me gustan porque la gente viene voluntaria. A las conferencias de empresa los empleados vienen obligados y no siempre con ganas. A las personas que la vida nos va bien tenemos la obligación de ayudar a los que no han tenido tanta suerte.

  1. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor el agradecimiento de las personas, conocer diferentes empresas, circunstancias, personas, ciudades. Lo peor la soledad, sin ninguna duda. El viaje de antes y el de después, pura soledad.

  1. ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

No sé si graciosa, pero una vez llegué a dar una conferencia para una compañía de seguros y llevaba puesta una chaqueta de otra compañía de seguros, jajaja. Esa chaqueta hacía muchos años me la habían regalado y después de tanto tiempo no era consciente lo que ponía. Para mí era la chaqueta de lluvia, ese día llovía, y claro…

También me paso una vez que me dijeron que tenía que dar una conferencia en Andorra. Yo pensaba que era en Andorra país y resulta que era en la otra Andorra, la población de Teruel. Y allí me estaban esperando, mientras yo estaba en las montañas de Andorra el país.

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Alejandra Vallejo-Nágera

  1. ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?
  2. He sido patológicamente tímida hasta que decidí enfrentarme al pánico a exponerme en público. Mi primer escenario tuvo lugar en la Universidad, nada más acabar la carrera y en los inicios de la tesis doctoral. Mi tutor me pidió que le sustituyese en una clase que no podía dar. Creí que no conseguiría decir ni una palabra. Pero superé la prueba porque los presentes tenían casi mi edad y supe ponerme bastante bien en su lugar. A partir de ahí, poco a poco, fui ganando seguridad.
  • ¿Algún momento de tierra trágame?

Suele ocurrirme aún cuando fallan los medios técnicos. Y lamentablemente sucede a menudo.

  • ¿Ritual antes de salir? Bebo agua. Salgo a escena con la suficiente hidratación porque sé que una de las señales del estrés es la sequedad de la boca y, quién sabe, quizá también de las ideas.
  • ¿Cómo controlas los nervios? Respiro lentamente y procuro ser natural. Ya no me paraliza el miedo a que detecten mis defectos, que son muchos.
  • ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando? Exponer algo en público requiere una buena preparación previa. Me refiero a estudiar bien el tema, llevar la presentación bien trabajada. Sé que hay conferenciantes que salen a lo primero que surja. Yo soy incapaz entre otras cosas porque me parece una falta de respeto a la audiencia. Pese a llevar el contenido bien preparado, pueden surgir imprevistos y hay que tenerlo en cuenta. Asímismo la carga emocional puede variar en función del público presente y el tiempo del que se dispone. Por muchas tablas que se tengan, cada experiencia es única. Por eso quizá la mejor receta sea una que sirve para todo tipo de situaciones: adquirir el hábito de una respiración correcta (lo cual oxigena la sangre y el cerebro) y aprender a reírse de uno mismo si se tropieza en algún momento.
  • ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo? Hasta hace algunos años no me atrevía a negarme a participar en algo que no me iba a reportar ningún beneficio económico.  Pero, al menos en mi caso, algunas instituciones han abusado tanto, que ya he aprendido que si yo misma no doy valor económico a lo que voy a compartir, tampoco lo harán ellos. Me ha costado gran cantidad de años y dinero formarme para escribir y enseñar. La mayoría de las justificaciones que me daban para dar la conferencia gratis se basaban en los supuestos futuros clientes que aquello me iba a reportar. La realidad es que, salvo escasas excepciones, jamás me ha reportado más que tiempo y esfuerzo regalado.
  • ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo? Lo mejor es que para compartir algo que ayude a las personas a mejorar sus vidas, tengo que abrirme a aprender y estudiar de los que saben más que yo. Me hace ilusión ofrecer algo bien hecho y que sea útil a otros. Lo peor, lo fluctuantes que son los contratos y la demora en los pagos.  Hay temporadas muy exigentes y otras en las que se produce un vacío en las contrataciones. Para una persona autónoma como yo, lo último es devastador.
  • ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento? Fue en una sede de congresos donde se impartían distintas ponencias salas diferentes. Al final de la mía, se acercó una persona y me dijo que le había gustado el contenido de mi charla, aunque se sorprendía de que yo no hubiese mencionado en ningún momento algo sobre los problemas de nuestro idioma en el mundo hispano parlante. Yo no entendía nada. Ella tampoco. Al final resultó que se había equivocado de sala. Iba a una que impartía una lingüista sobre el tema de los dialectos del español y su problemática. Mi conferencia se titulaba “Creatividad para resolver problemas” y aquella persona pensó que era lo mismo. Aguantó hasta el final esperando que yo arrancase, de una vez, con lo que había ido a escuchar.

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Javier Iriondo

  1. ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

Mi primera vez fue en Bilbao, era muy joven, con 24 años, con los nervios a flor de piel y muerto de miedo, aunque a la vez que con toda la ilusión del mundo.

  1. ¿Algún momento de tierra trágame?

Si, alguno ha habido, fue en mis inicios. Recuerdo una conferencia en la que casi no respiraba y parecía que me iba a quedar en blanco, en la que tienes la sensación de que nada fluye, que no conectaba y sentía que lo estaba haciendo fatal y me sentía como la pregunta; tierra trágame.

  1. ¿Ritual antes de salir?

Si, quitarme del medio, aparcar el ego, saber que no va sobre mí, que va sobre el público, repetirme que tengo un mensaje que el público necesita oír. A veces, antes de salir también me pongo una canción que me lleva a un momento inspirador muy especial que me carga de energía.

  1. ¿Cómo controlas los nervios?

Hay que saber que los nervios van a aparecer, que es normal, hay que aceptarlo y saber que tras arrancar van a pasar. Cuando surgen los nervios y las dudas, en vez de escuchar a los miedos de forma pasiva, acallar esa voz hablando a tu mente de forma afirmativa y positiva.

Y sobre todo hacer los deberes, sentirte preparado porque es lo que te aporta la confianza.

  1. ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Que desarrolle su propio estilo, que sea fiel a su personalidad, que no sea una copia o una imitación de alguien, sino que sea autentico, fiel a sus principios.  Que se prepare bien, que trabaje y fortalezca sus cualidades y se centre en aportar valor.

  1. ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Sí, lo he hecho cientos de veces. Lo he hecho en sitios donde realmente necesitan más esperanza, en lugares o asociaciones que no tienen recursos, que hacen una gran y necesaria labor de contribución. He dado conferencias en centros de adicción, asociaciones de mujeres maltratadas, en la cárcel, el teléfono de la esperanza y en otros muchos lugares.

  1. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor cuando ves lo ojos brillar, cuando vez personas a las que realmente has llegado y les lleva a tomar una decisión que es el inicio de un gran cambio. La labor de contribución, cuando conectas con las personas y el agradecimiento que sientes.

Lo peor a veces es la tensión por la presión autoinflingida  ante la enorme responsabilidad que siento al ponerme delante de tantas personas y querer aportar lo máximo.

  1. ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

Una vez un matrimonio vino a verme a una conferencia. La mujer había leído todos mis libros, me había escuchado y era una gran fan, pero trajo a su marido arrastras, obligado, y él no tenía ninguna gana de estar allí. Se sentó de brazos cruzados, con una cara de cabreado espectacular y mirando a todos los lados y al reloj…

Poco a poco comenzó a relajarse, comenzó a escuchar, y vi como cada vez prestaba más atención. Al final estaba al borde de la silla atento y emocionado.

Al acabar se acercó y me confesó que había venido forzado, que no quería saber nada de aquello, y de pronto me dijo “¿te puedo dar un abrazo?”

Entonces la mujer dijo “en 25 años de matrimonio es la primera vez que le he visto llorar”.

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Ángel Rielo

  • ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

Tenía seis años y fui el presentador de la gala de fin de curso de mi colegio, desde ahí me enamoré de las tablas y ese amor ha durado para siempre.

  • ¿Algún momento de tierra trágame?

Muchos, cuando el público no ríe, cuando el micro no funciona, cuando llevas la bragueta bajada, cuando la chica que te gusta está mirando y ves que viene con el novio

  • ¿Ritual antes de salir?

Ejercicios de gesticulación, Tapping, estiramientos y momentos de soledad para conectar. Pongo música y disfruto

  • ¿Cómo controlas los nervios?

Como decía María Callas, no son nervios es mi talento deseando expresarse.

  • ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

El clásico; disfruta que no es un examen, pon todo tu talento sobre el escenario y confía, eres responsable de la acción desconoces el resultado y no es cosa que puedas manejar.

  • ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Cuando me da la gana, cuando me apetece, cuando es para ayudar a alguien y cuando me divierto no estoy en esto por dinero, lo hago por amor aunque rechine algunas personas leer esto.

  • ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor es que lo amo y me divierte y no, no hay nada peor, eso solo es un juicio.

  • ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

Pues la más divertida fue en el aniversario de Proyecto hombre que preside la reina Sofia, todos mis amigos me decían que no sería capaz de imitar al rey (se me da bien hacerlo) y me lancé, le dije que estar frente a ella me llenaba de orgullo y satisfacción y todo el mundo arranco a reír , aunque su seguridad se echaba las manos a la cabeza.

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Pirri Esgrima

  1. ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

La primera vez encima del escenario fue en mi colegio, nada más volver de los Juegos Olímpicos me pidieron contar la historia.

Ahí descubrí que me encanta contar historias y que si las cuentas bien atraes la atención de la gente

  1. ¿Algún momento de tierra trágame?

Los momentos más angustiantes es cuando no funciona la tecnología, dependes de ella, y de repente todo se va al traste. Tienes que tener mucha cintura para poder seguir y tratar que se note lo menos posible. Una vez se atascó la presentación y no podíamos ir ni para adelante, ni para atrás…

  1. ¿Ritual antes de salir?

Intento concentrarme un poco, y sobre todo animarme, tengo que repartir mucha energía.

  1. ¿Cómo controlas los nervios?

La manera de controlar los Nervios es preocuparte, por lo que puedes controlar, y lo que tienes que decir y no preocuparte, por lo que puede pasar o que van a pensar

Llenar tu cabeza de cosas útiles

  1. ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Que sea natural, que siempre lleve una sonrisa y que trate de estar motivado para poder motivar

  1. ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

sí, sí que trabajo gratis, cuando la causa no merece y el evento puede aportar mucho.

  1. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor de mi trabajo es poder llegar a la gente, y que se lleven algo de lo que yo les cuento.

Lo peor es quizás la incertidumbre del mundo de los eventos, hoy lo tienes mañana no, se cambia la fecha, el cliente decide otra cosa…

  1. ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

En el evento estaba anunciado Pirri, y cuando llegue todos se pensaban que era el futbolista… todos menos el organizador obviamente!! Así que se quedaron doblemente, sorprendidos, y luego al finalizar el evento doblemente encantados ;))

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Bisila Bokoko

  1. ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

La primera vez sobre un escenario fue una experiencia traumática para mí que hizo que durante mucho tiempo no quisiera volver a intentar subirme de nuevo.

  1. ¿Algún momento de tierra trágame?

Sí, momento en que se me olvida todo lo que iba a decir y salgo despavorida del escenario loca de la vergüenza.

  1. ¿Ritual antes de salir?

Antes de salir respiro hondo y sonrío para decirme que todo está bien y aplico un silencio al subir.

  1. ¿Cómo controlas los nervios?

Medito antes de las conferencias y hago respiraciones profundas

  1. ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Que practique delante del espejo y se grabe antes mientras prepara la conferencia

  1. ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Mientras estas tratando de convertirte en speaker la práctica y la visibilidad es fundamental por tanto hay que hacer conferencias gratis al principio y luego sopesar en qué ámbitos tu presencia será esencial para tu carrera.

  1. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor es la sensación de haber inspirado a alguien y lo peor es que va por épocas y no hay una regularidad salvo que seas un top speaker consagrado.

  1. ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

Me ha pasado en medio de una conferencia online que se cuele una persona y empiece a hacer comentarios soeces y dejarnos de piedra enseñándonos su cuerpo desnudo y tener que cancelar evento.

También en un evento de diversidad para una empresa de cosmética y moda que alguien olvidara que el micrófono estaba abierto y que dijera “ ¡Anda! La conferenciante de hoy es negra “ y claro hablando de diversidad fue muy gracioso!

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Teresa Viejo

  • ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

Fue en un programa de televisión, recién licenciada y presa de esa osadía que confiere la ignorancia. Me recuerdo moviéndome de un lado a otro a velocidad de vértigo.

  • ¿Algún momento de tierra trágame?

Te comentaré uno reciente durante un evento: como suelo trabajar confiando en mi buena memoria, no llevaba papel con el nombre de uno de los invitados de una mesa redonda, así que tuve que confesar que no recordaba el nombre de uno de ellos. También suelo emocionarme en mis charlas cuando cuento vivencias personales y, en esos momentos de silencio, parece que no puedes seguir… ahí dejo brotar las lágrimas y que sea lo que Dios quiera.

  • ¿Ritual antes de salir?

Unos minutos de Meditación para conectarme con mi interior y activar el modo presencia. Después, mirar al público a fin de encontrar alguna cara amable, sonrisas, cierta actitud de expectación; eso me motiva mucho pues mi responsabilidad es alimentar su curiosidad.

  • ¿Cómo controlas los nervios?

Si activas la presencia de forma genuina, no hay nervios. Solo hay atención plena. La respiración nos ayuda a ello.

  • ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Sugeriría que encontrara un nicho de conocimiento que aportará valor y fuese novedoso para su audiencia. Una conferencia debe de alimentar a la misma a nivel intelectual y cognitivo, y también emocionar; por ello, quedarse en la mera motivación o el entretenimiento, empobrece un género cuyo objetivo es el de un mayor conocimiento, no siempre reglado pero sí contrastado y verificado, lo que implica una formación en “T”: saber en profundidad de su tema (trazo vertical) y un poco de todo lo demás (traza horizontal). Y, de forma práctica, que visualizara muchas charlas Ted.

  • ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Esto es una cuestión muy personal que debe decidir cada profesional. Lo hago con aquellas causas con las que me he comprometido, y aquí creo que hay que buscar la autenticidad: si colaboras con una docena de causas sociales, tu credibilidad se ve mermada porque nadie cree que, de verdad, haya un compromiso en tiempo y energía con todas ellas. Decide cuáles se alinean más con tus valores y también el modo en que quieres cooperar con ellas. En mi caso UNICEF, pues mi compromiso con la infancia y Naciones Unidas, existe desde siempre; y con la Fundación A Víctimas de Tráfico, pues sufrí un accidente de tráfico y siento que debo de contribuir a su bienestar a través de mi voz.

  • ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor es contribuir a despertar la curiosidad en las personas y comprobar el cambio que se produce en ellas; no era consciente de donde me llevaría su estudio y lo mejor de mi trabajo, es comprobar que no tiene límites. Soy una privilegiada, no le encuentro aristas. Solo motivos para bendecir mi trabajo.

  • ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

Graciosas no recuerdo, pero emotivas muchas. Las personas que te confiesan la huella que has dejado en ellas, quienes acuden a un curso porque te escucharon en una conferencia, quienes han cambiado su forma de comunicarse con los demás, quienes se relacionan de otra manera con sus hijos…. Quienes se dan cuenta que tienen dentro una joya llamadas curiosidad y que gracias a ti lo descubren.

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Julio de la Iglesia

  • ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

Emocionante. Fue en la sala CÓMO ante toda mi familia, el director de mi colegio, mi primera novia, amigos y representantes que acudieron para ver si valía. Todo un reto.

  • ¿Algún momento de tierra trágame?

En una ocasión ante la junta directiva de una multinacional y cien asistentes, mientras daba mi conferencia, vi como una mujer me miraba las botas. Cuando baje la mirada me di cuenta de que me había dejado puesto un calcetín como protector de puntera de zapato para que no se dañara con el cambio de la moto.

  • ¿Ritual antes de salir?

Escucho música energizante, abro mucho la boca, muevo el cuello, digo todas las vocales varias veces y levanto los puños sobre mi cabeza.

  • ¿Cómo controlas los nervios?

Manteniendo la respiración abdominal, recordando que yo puedo, que sé lo que tengo que decir y verbalizando Vamos¡¡¡

  • ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Que se sepa bien lo que quiere decir o contar. Que no se encuentre inseguro con el mensaje y que ponga la atención en servir a su audiencia.

  • ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Yo hice varias charlas gratis al principio, para coger experiencia y perfeccionar mi mensaje. Luego he seguido haciéndolo cuando era para una causa benéfica. Pero es importante saber cuál es tu valor y lo que te diferencia para poder pedir sin que te tiemble la voz.

  • ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor es que creo que está bien pagado y las personas que he conocido y sinceramente no le encuentro ningún inconveniente.

  • ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

En medio de una charla alguien grito “quiero un hijo tuyo” Todo el mundo se rio a carcajadas y yo tuve que parar el cronometro porque también me dio risa.

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David Meca

¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

No recuerdo bien, pero viendo videos me doy cuenta que he ido evolucionando mucho. Una de las cosas que intenté desde el inicio fue conectar con la gente, para ello intenté formarme en interpretación, hablar delante del público. Yo tengo un problema de nervios y me tiemblan las manos, así que me tomaba unas pastillas antes de las conferencias para que las manos no me temblaran. Ahora todo lo contrario, cuanto más nervioso me pongo más me gusta. Así que incluso me tomo dos cafés o una bebida energética, para salir dándolo todo y con vitalidad.

¿Algún momento de tierra trágame?

Por supuesto. Soy muy perfeccionista, suelo enviar mi presentación unos días antes, pregunto si lo han descargado y probado. Llego siempre una hora antes para poder probarlo yo todo. Pero es cierto que a veces no se puede hacer y sucede algún fallo.

Me duele cuando a algún video por no haberlo probado, no arranca o el sonido va desacompasado de la imagen, pero ha sido en contadísimas ocasiones y lo hemos salvado, ya que esos vídeos no dejan de ser un apoyo y lo principal es tu discurso.

¿Ritual antes de salir?

Ahora es tomar dos o tres cafés de activación, para estar activo y dándolo todo. Eso se contagia y así el público está activo y no se pierden ningún mensaje.

¿Cómo controlas los nervios?

Necesito estar nervioso. Me lo tomo como una competición. Minutos antes voy al baño a hacer pis por esos nervios. Quiero hacerlo bien y dar el máximo. Una vez que comienza y viendo la conexión todo fluye, y si alguien está con el móvil me enfoco en esa persona para incluirla en la conferencia.

¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Hay que innovar, hacer cosas diferentes, hoy en día hay muchos ponentes y tienes que buscar algo que te haga especial, buscando en tu vida paralelismos, para poder hablar en primera persona de cosas vividas.

Sé único, se especial, habla desde la experiencia, y fórmate, haz cursos que te hagan hablar en público delante de otros, que pierdas la vergüenza, para que llegues a dominar el escenario.

¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Todos hemos trabajado gratis en ocasiones, pero no es justo. Es nuestro trabajo, muchos años de sacrificio para tener una historia que contar. Muchos años levantándome a las 5am para entrenar. Por eso, gratis sí, pero sólo para cosas benéficas donde no hay recursos.

¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor es que es muy agradecido, ver cómo te dan las gracias, como a algunos se les escapa una lágrima, ver que les ayudas al compartir tu vida, éxitos y fracasos.

No hay nada malo o peor, soy un privilegiado y estoy enamorado de mi trabajo. Considero que me lo he trabajado muy duro, pero mi trabajo es maravilloso.

¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

En una de ellas que fue una entrega de premios sin ensayos, yo con un pinganillo y Raquel escondida en una especie de armario me iba diciendo los nombres y las categorías, con un sonido defectuoso. Ella a oscuras, iluminando los papeles con el móvil y diciendo todo el texto.

Fue gracioso y terrible a la vez, pero salimos adelante, nadie se dio cuenta y nos contrataron para dos eventos más.

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Dani Delacámara

  • ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

Totalmente casual. Con 14 años en un curso de tenis, venían los padres y yo hacía imitaciones, pero creía que era algo que hacía todo el mundo. Yo lo hacía por juego para esperar a mi madre que siempre llegaba tarde a buscarme. Vi que cunado las hacía todo el mundo se reía y ya me entró el gusanillo…y desde entonces no he parado, fiestas de fin de curso, fiestas de los torneos de tenis (yo intenté ser pro) y al final acababa yo siempre haciendo el imbécil en las cenas de final de curso, no ganaba nunca, pero hacía mi actuación.

  • ¿Algún momento de tierra trágame?

Muchísimos, pero muchos. Salir y que hay gente que ni Dios te escucha o cuando en el último momento te dicen que la mitad son extranjeros. Y creo que la peor fue una que se estaba riendo mucho la gente, justo era la semana de la boda de la hija de Aznar y claro, como no va a hablar un cómico de eso. Empiezo a hablar de eso y la gente se empieza a reír y resultaba que estaba la abuela de Ana Aznar entre el público y la gente lo sabía. Cagada total.

  • ¿Ritual antes de salir?

Mover mucho el cuerpo y hago unos espartanos, como en la peli de 300. Auuuh, auuuh, aaaaaauhhh, así varios minutos. Y me gusta meditar, ver como estoy, respirar, hago un chequeo, pensamientos de mi cabeza, y para acabar “espartanos”.

  • ¿Cómo controlas los nervios?

Lo que intento es que esa energía de los nervios no esté o taparla. Lo que hago es hablar con esos nervios y jugar con ellos, para que esa energía juegue a mi favor. Esto se entrena, no es fácil, pero se consigue y te hace estar más atento. Los nervios siempre a favor, amigos.

  • ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Que se estrelle cuantas más veces mejor, porque se mejora fracasando y reaprendiendo. Por eso cuantas más veces fracases, más vas a mejorar.

  • ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Por supuesto, pero en algunos sitios sólo. Porque si no, ¿de qué vas a vivir? Es bueno para probar cosas nuevas y no hacerlo cuando te están pagando porque es una falta de respeto. Llevo 30 años trabajando y lo sigo haciendo. Hay ciertos locales de toda la vida que son como mi gimnasio. También me encanta hacer actuaciones benéficas y soy mucho mejor ayuda así, que con una suscripción mensual. Porque la ONG o la Fundación que sea fideliza más a sus donantes, les has hecho reír y se van felices. Además, cuanto más das más tienes. Da.

  • ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor y lo peor se junta en que no te puedes relajar, siempre tienes que estar mejorando, porque si no mejoras empeoras. Aquí no hay ingresos pasivos por no hacer nada. Si no estás en forma, es muy parecido al deporte, si no sigues entrenado no ganas.

  • ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

Hace muchos años en Valencia en una actuación para mil personas. A la organización se les fue de las manos y al final eran tres mil personas, en el exterior de la Ciudad de las artes y las Ciencias. El problema es que el sonido sólo era para mil personas y era tan grande el ruido de los dos mil que hablaban porque no oían la actuación, que venía desde el fondo, que no dejaba escuchar a los mil de delante. Y al final era como estar actuando para las 100-150 personas que sí me oían.

Pensé hoy voy a regalar mi fracaso y lo fue. Pero de esos 150 me contrataron 3 para sus eventos. Uno de ellos me dijo “llevaba 10 años sin hablar en público por un tembleque que me dio hace 10 años. Y hoy viéndote a ti me he dado cuenta que no pasa nada por fracasar (encima recochineo) y he decidido volver a hablar en público porque he visto que no pasa nada”.

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Inés Torremocha

¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

Buff! Lamentable 😅

Mi corazón estaba en la garganta y no le dejaba emitir sonido a mi voz. Fue una intervención corta, sencilla y en un ámbito controlado de dinámicas de trabajo en equipo dentro de la empresa para la que trabajaba (si ese día me decís “los Helpers” que en un futuro iba a dedicarme profesionalmente a impartir conferencias, no os hubiese creído)

¿Algún momento de tierra trágame?

Muchos…en realidad, casi cada vez que imparto una conferencia encuentro microsegundos de “tierra trágame” pero como dice Freddie Mercury   “show must go on” 💪

Recuerdo cuando no tenía una estructura clara aplicada a mis discursos, estaba “vendida” al PowerPoint. Así que mi mayor pesadilla era que el proyector no funcionase.

Si eso sucedía tenia dos opciones:

  1. Hacerme la muerta para librarme de la charla 😅
  2. Tirar “pa lante” y salvar “el bolo”

Siempre hay una primera vez para todo, y ese día llegó. Ni proyector, ni  PowerPoint… salvé el momento en cuestión y al día siguiente contraté un guionista para que me ayudase a estructurar mi discurso. Para improvisar no hay nada como prepararte bien!

¿Ritual antes de salir?

Visualizo mi subida al escenario con todo lujo de detalles, y recreo en mi cabeza un público amable, generoso y sonriente. Conecto con emociones positivas que me llenan de energía y entusiasmo, respiro profundamente 3 veces y… al “lío”!

¿Cómo controlas los nervios?

Como escuché al maestro Alonso Puig, otro Helpers, cada vez que comienzo mi conferencia tengo miedo, pero el miedo no me tiene a mí. Mi manera de no tener nervios es pensar única y exclusivamente en un resultado extraordinario.

¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

No te exijas tu mejor conferencia en tu primera conferencia.

Es el público el que te guía en relación a lo que funciona de tu conferencia o lo que no ( recuerdo que me empeñé en incluir en una de mis conferencias algo que a mí me parecía súper gracioso, pero el público no reaccionaba, y seguí insistiendo en varias conferencias más hasta que lo suprimí 😅. Sin embargo, a veces cuento algo que para mí no tiene mucha trascendencia y resulta que es lo que más ha impactado) el público es sabio! Escúchale!

Paciencia, estructura, y practicar muchas veces para dejar de pensar en cada mensaje y fluir sin perder el hilo hasta disfrutar. No pienses en lo que quieres decir, sino en lo que más valor vas a aportar a tu público.

Creo que nuestra comunicación funciona bien cuando ponemos el foco en quien nos escucha y no tanto en nosotros mismos.

¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Trabajar gratis NO, por favor!

SIEMPRE tienes que medir el retorno de tu intervención y éste ha de ser positivo.

Unas veces será un retorno puramente económico, otras será en visibilidad, otro retorno puede ser el llegar a potenciales clientes, o por una causa solidaria ( retorno emocional)

Cada uno de los retornos será más o menos importante para ti en función del momento personal y profesional en el que estés.

¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor, sin duda, es recoger el generoso feedback de las personas que han asistido a tu conferencia. Sentir que has impactado positivamente en las personas es muy potente, y me recuerda la responsabilidad que tengo cada vez que subo a un escenario.

Lo peor…que como buena autónoma, no me puedo poner enferma 😅 De momento no he tenido que cancelar ninguna conferencia por encontrarme mal de salud, pero sí me he encontrado en situaciones de salud regular y pensar “Dios mío! Si mañana tuviese un evento no sería capaz de hacerlo! Eso me genera mucha presión.

¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

No hace mucho, en un evento tuve en primera fila a una compañera que participaba también como ponente. Ella estaba sentada junto a una de las personas que organizaban dicho evento, y en mi conferencia hay un momento en el que muestro una imagen para explicar mi obsesión con el “ajuste de expectativas”, es una imagen que genera un momento muy divertido.

El caso es que ellas se encanaron literalmente, no podían parar de reír a carcajadas, pero es que yo de verlas y oírlas tampoco podía seguir con la conferencia. Total, que hubo un contagio de risas maravilloso y generalizado entre el público que hizo de ese momento un grandísimo momento!

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Iñigo Sáenz de Urturi

  1. ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

Pues fue a los 13 años. En mi primera actuación de magia.

Yo iba de la mano de mi mentor, pero aún así… no vi ni al público. Eran tantas las entradas sensoriales, los focos, la música, lo qué tenía que hacer… que no se ni si dije “hola” jajajaja vaya recuerdos.

¡Maravilloso comienzos!

  1. ¿Algún momento de tierra trágame?

jajaja muchos!

El último en el Nubel con vosotros, pero esto no lo podéis publicar. 😜

Venga os doy otro que si podéis.

En el Congreso Mágico de España en el año 2.000, cuando después de 2 años de trabajo, fallaron 19 efectos de los 20 que llevaba, allí sí que ni con la mejor oratoria podía dejar de pensar “tierra trágame”

O cuando en un teatro del norte de España, con un efecto de pirotecnia, se nos incendiaron todos los telones del teatro. Aquello pudo ser una tragedia, pero conseguirnos que pareciese que era parte del espectáculo y salimos triunfantes por la puerta grande. Después cuando el público se fue, sacaron unas cervezas (fue la única cerveza que me he bebido en mi vida) y brindamos todos diciendo “de la que nos hemos librado lorito”

  1. ¿Ritual antes de salir?

Siempre, imprescindible. Elevar la energía y poner el foco en dar lo mejor de mi mismo a los demás.

Yo sigo un proceso llamado “Desconexión” pero este lo explico en mi libro. 😜

Básicamente la idea es usar el cuerpo para dejar todo lo que no es la siguiente intervención ante el público, aparcado fuera y lejos de mi.

  1. ¿Cómo controlas los nervios?

Enfocándome en DAR al público lo mejor de mi sin esperar nada de ellos.

Pensando en pasármelo pipa desde el momento en el que piso el escenario.

  1. ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Deja de pensar en ti. Céntrate en tú público.

¡Respira y disfruta!

  1. ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Si, si es una causa benéfica, es decir, yo no cobro, cobra la organización, pero la gente sigue pagando su entrada.

En el resto de los casos nunca. La gente no sabe apreciar la gratuidad.

Claro que hay que aclarar lo que es “gratis” si algo te da una contraprestación significante y equivalente (salir en televisión nacional por ejemplo) eso es un intercambio, con lo cual tampoco es gratis.

  1. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Tener la potestad durante el tiempo en el que estás en escena de mi vida y de la de los demás. En ese momento eres el soberano de tu tiempo y del de la audiencia y esto es una gran responsabilidad y a la vez un gran privilegio.

Viajar, conocer gente, poder enriquecer la vida de los demás.

La verdad es que todo son ventajas.

  1. ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

¡Muchas!

Desde un borracho en la primera fila.

Hasta un niño de 4 años que sube al escenario se agarra a mi pierna y yo tener que hacer casi toda la actuación con el Koala ese adherido a mi miembro inferior…

Hasta tener que esperar 2 horas porque la personalidad de turno no llega.

O Tener que parar a los 20 minutos de estar en escena porque llega una personalidad que no lo había confirmado y encima quiere intervenir en el escenario.

Ir a una intervención con varios oradores, sin briefing de coordinación, y ver como entre los 3 anteriores han “pisado” todo lo que yo iba a decir y tener que recomponer toda la conferencia en 20 minutos.

Que una oyente viniese a saludarme al acabar mi intervención y disimuladamente me entregase su número de teléfono escrito en una entrada de cine de “50 sombras de Grey” …

¡De todo!

Contratar Albert Bosch

Albert Bosch

  1. ¿Cómo fue tu primera vez en el escenario?

Emocionante.  La primera vez que subí a un escenario “cobrando”, me sentí agradecido y muy ilusionado.  Tenía muchas ganas y, curiosamente, estaba poco nervioso.

También es cierto que para mí llegar a ser un conferenciante profesional, fue una evolución.  Antes había participado en muchos eventos públicos y había tenido que hacer parlamentos y dado charlas por diversos motivos.  Cuando me ofrecieron dar mi primera conferencia remunerada, me sentí preparado, y estaba muy convencido de que hablaba de cosas que sabía y sentía, que eran auténticas y singulares, y que merecían ser explicadas.

Y al terminar tuve claro que tenía que sería la primera vez de muchas, porque me apasionaba comunicar y compartir experiencias, reflexiones y conceptos.

  1. ¿Algún momento de Tierra trágame?

He tenido varios.  Quizás el más divertido de contar y el que más sufrí en el momento, fue dando una conferencia para un grupo de empresarios de la Hostelería en un gran Hotel de Lloret de Mar (Gerona).

El día anterior había regresado de Marruecos, dónde estuvimos entrenando y probando el coche 100% eléctrico que iba a ser el primero en participar en el Rally Dakar.  En Marruecos me encontré perfecto, y al llegar a España también, pero esa mañana me levanté con un leve dolor de barriga.

Mi participación era después de un pica-pica, y debí tomar algo que no debía, pues a pesar de ir al servicio antes de salir al escenario, al poco rato de empezar mi charla empecé a sentir un fuerte retortijón en el estómago.  Al principio lo controlé y continué sin que se notase; pero la cosa iba a más, y llegó un momento en que casi no podía concentrarme en mi discurso, y estaba a punto de explotar… realmente quería que se me tragase la tierra.  ¡No aguantaba más!

No tuve más remedio que interrumpir mi ponencia de golpe, pedí disculpas por tener una urgencia, y salí corriendo a buscar el lavabo más cercano.  Regresé en unos 6 o 7 minutos, y retomé mi conferencia a partir de la situación vivida como Storytelling improvisado.  El público se rio un montón y entendió perfectamente la situación, a la vez que me sirvió para enlazar con la explicación del gran reto que teníamos entre manos, siendo pioneros con un mensaje de sostenibilidad y un coche sin un solo litro de combustible en la prueba de motor más dura del mundo.  Me acuerdo que me salió una frase un tanto escatológica, pero que nos conectó mucho con los asistentes y estoy seguro que todavía se acuerdan: “Cuando dentro de un par de meses esté en el podio de salida del Dakar, y me convierta en el primer piloto de la historia al volante de un coche 100% eléctrico, os juro que me acordaré de este momento, me haré un hartón de reír y espero que me ayude a relajarme y allí al menos no me entre la cagalera”

  1. ¿Ritual antes de salir?

Siempre llevo un folio doblado en 3 partes, en una tengo anotado el esquema de mi presentación, en otro los mensajes/frases clave, y en la otra los nombres o marcas importantes del evento que tengo que mencionar.

Y justo antes de salir voy al lavabo y aprovecho para revisar estas anotaciones.

  1. ¿Cómo controlas los nervios?

Aparte de cinco respiraciones profundas y conscientes, aplico una técnica que me encanta, que me contó un experto en teatro sobre del director teatral Calixto Bieito: después de ensayar durante meses, el día del estreno, poco antes de salir al escenario, reunía a los actores y les decía que tenían que cambiar una cosa en la representación.  Todos se quejaban, y se ponían nerviosos al momento, pero se concentraban en esa modificación y ya no se ponían nerviosos por lo general, que ya daban por consolidado.

Yo intento hacer siempre lo mismo.  Para no ir nervioso, ni tampoco demasiado confiado, poco antes de salir decido hacer algo nuevo o distinto, o hacer un saludo o broma especial.  Siempre algo que afecte el inicio de la conferencia, y así ya me concentro en esa novedad de última hora porque la veo clara en el último momento, y me la planteo como un reto, y ya sentía el resto de exposición por bien sabida controlada.

  1. ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

Que sea auténtico y aportador de valor.  Sobre todo huyendo de frases o conceptos tópicos.  No pagan a un conferenciante para que diga 4 frases inspiradoras que salen en el Instagram.

Que intente usar el mínimo el Power Point, y sobre todo con textos

Que sea muy respetuoso y transparente con las agencias o el origen del contacto con el cliente

Y si es un conferenciante experiencial (que la base de sus charlas son sus propias experiencias), que sea honesto, veraz y no exagere.  Me he encontrado demasiados conferenciantes que o exageran o directamente se inventan o manipulan parte del relato, y esto, aparte de no ser ético, les puede perjudicar a medio y largo plazo en su reputación y confianza.

  1. ¿Trabajar gratis si o no /cuando?

Nunca gratis ni a precio de saldo cuando se trate de una organización profesional y con ánimo de lucro.  Es un mal tema tanto para el propio caché del conferenciante, como para la competencia del sector y para las agencias que confían en ti y se esfuerzan para proponerte y defender tu caché y su comisión ante un cliente.

Solo se puede trabajar gratis como colaboración con alguna entidad cultural, solidaria o educativa.

  1. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

Lo mejor es poder compartir experiencias, conceptos potentes y reflexiones inspiradoras que uno ha vivido, estudiado y siente de forma auténtica.  Y además conociendo personas muy interesantes, y hacerlo en entornos positivos, pues nuestro trabajo normalmente se desarrolla en los momentos buenos o especiales de los muchos (a veces no tan agradables) del día a día de las organizaciones.

Lo peor es que a menudo conoces personas muy interesantes y/o con las que haces una conexión especial, y luego poquísimas veces las vuelves a ver.

Y en mi caso particular, una de las peores cosas, es que al hacer a menudo actividades de deporte o aventura, cada vez que bloqueo unas fechas, se cumple enseguida la ley de Murphy, y me entran peticiones para alguna conferencia esos días.  El coste de oportunidad es alto, y cada vez que hago algo que me apasiona o que forma parte de mis patrocinios o compromisos deportivos, suelo perder bastante dinero… aunque la parte buena es que gano experiencias que me hacen feliz y me renuevan historias y reflexiones que puedo luego incorporar de nuevo en mis conferencias.

  1. ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

Hace poco, estaba ya esperando mi turno debidamente microfonado y muteado, mientras hablaba el CEO de la empresa del evento.  Durante su presentación tuvieron problemas con el sonido, llegando a tener que interrumpir el discurso del ponente.  Para solucionarlo, los técnicos resetearon el sistema y revisaron todos los cables.  Todo funcionó y el CEO pudo continuar, pero en el proceso, me habían desmuteado.  Y en esas, me vino un estornudo de esos que se van preparando poco a poco.  Yo hacía solo una semana que podía estornudar libremente, pues venía de recuperarme de un accidente en el que me había roto siete costillas.  Y como estaba apartado del público, me solté a tope, sin saber que mi micro estaba de nuevo conectado.

En la sala se oyó un trueno enorme en forma de estornudo amplificado a todo volumen.  Todo el mundo se rio, pero nadie sabía quién había sido.  Lógicamente no podía esconderme, y ese fue mi cambio improvisado a última hora del día.  Empecé con ese tema, pidiendo que levantase la mano el autor de tan generoso estornudo.  Como nadie levantó la mano, yo levanté la mía y me auto inculpé, explicando la anécdota de fractura de costillas.  Fue muy divertido, creó mucha conexión con el público, y al fin, uno de los mejores inicios de conferencia que recuerdo.

Contratar Manuel Feijoo

Manuel Feijoo

  • ¿Cómo fue tu primera vez sobre un escenario?

He pisado escenario desde muy niño. Ahora bien, la primera vez en la que aparecí solo, con todas las consecuencias que ello implica, creo recordar que fue en las navidades de 1992, en una gala en el polideportivo de mi colegio. La gala consistía en un show en el que se realizaban diferentes homenajes, había actuaciones… y, en mi caso, fui el encargado de realizar un pequeño número de magia para los 400 asistentes. Me temblaban las piernas, me temblaba la voz, iba un poco acelerado… pero la cosa salió bien, y la actuación fue celebrada y recordada por mis compañeros durante mucho tiempo.

  • ¿Algún momento de tierra trágame?

Por supuesto, muchas. Una de ellas, en particular, se ha convertido en motivo de una conferencia sobre cómo hablar en público titulada “La servilleta roja”. Doy los titulares: Sucedió en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, durante un congreso al que acudí con mi colegio. Tenía 16 años. Yo era el portavoz de mi grupo -y representante de España-. Resulta que, durante la jornada, cada país tenía que hacer una ponencia con propuestas para mejorar Europa, frente al resto de delegaciones y frente a las cámaras de las televisiones de distintos países que allí estaban presentes. La ponencia debía ser en inglés o francés. Los alemanes, los belgas, los austríacos, TODOS habían preparado presentaciones de más de media hora llenas de datos y argumentos, fantásticas. Y nosotros, debido a un error de comunicación con la organización, NO HABÍAMOS PREPARADO NADA. Y así, en esta situación, me tocó salir al estrado del Parlamento Europeo a hacer una ponencia improvisada, en inglés, portando conmigo únicamente un pequeño trozo de papel donde tenía unas notas garabateadas: una servilleta roja. A pesar de ser una situación “tierra trágame” en toda regla, no solo nos llevamos el mayor aplauso de la jornada, sino que vinieron de TF1 (la televisión francesa) a entrevistarnos en exclusiva. ¿Queréis saber qué sucedió? Para ello, os tocará ver la conferencia…

  • ¿Ritual antes de salir?

Más que un ritual, es un proceso.

Siempre que tengo una acción -ya sea presentar un evento, realizar una conferencia, o impartir una formación- me gusta trabajarla y tenerla en mente con al menos 10 días de antelación.

Durante esos 10 días, es necesaria siempre una reunión con el cliente ya que, aunque creas que el brief está claro, seguro que hay algún detalle nuevo que se ha escapado. En dicha reunión repaso siempre tres apartados:

  • Contenido: Escaleta, guion, ensayos…
  • Apartado técnico: Micrófonos, proyectores, altavoces. Así mismo, y no es menor, desde esa primera reunión afinamos el código de vestimenta del evento.
  • Y el más importante: CONOCER AL PÚBLICO. ¿Quiénes son? ¿A qué se dedican? ¿Qué esperan de la charla o acción? ¿Han tenido alguna otra actividad antes de la charla? ¿Están “frescos”? ¿O cansados después de varias ponencias? Conocer al público es fundamental para poder enfocar no solo el contenido -qué se dice- sino el continente -cómo se dice-.

Una vez realizada esta reunión inicial, durante los siguientes días voy construyendo poco a poco el evento en mi cabeza y voy cruzando correos con el cliente hasta que, por fin, obtenemos los materiales definitivos.

El día de la acción prefiero llegar siempre con, al menos, una hora de antelación. ¿Por qué? Creo muy necesario que el conferenciante pueda “hacerse con el escenario”.  Tener el tiempo y la tranquilidad necesarios para pasear por la sala, entender la distancia que habrá con el público, probar el micrófono, probar la presentación… En definitiva, hacer suyo el espacio para sentirse cómodo una vez que comience la charla. Habitualmente, en los eventos hay mucho “trajín” y muchos nervios. A medida que se acerca la hora de entrada del público, los nervios de todos suelen ir a más. Llegar con una hora de antelación me garantiza tener el tiempo necesario para disponer del escenario “para mí”, y poder afinar todo. ¿Por qué? Porque cuando “comienza el espectáculo” debemos estar atentos a una única cosa: Al público. Y para poder estar centrados en ellos -leyendo sus reacciones, viendo si están emocionados, atentos, o aburridos- todo lo demás tiene que estar probado y automatizado. Si quiero estar atento al tráfico, no puedo estar pendiente de las marchas. Si quiero estar atento al público, no puedo estar pendiente de la parte técnica o del texto.

¡Ah! Y un detalle, fundamental: Siempre, siempre, acude con tu equipo técnico “por si acaso”. Lleva contigo tu propio pasador de diapositivas, tu propio portátil, tus propios cables y adaptadores y, si es posible, tu propio micrófono inalámbrico. Nunca está demás…

Y, por supuesto, el guion aprendido. Al escenario se viene “ensayado de casa”.

  • ¿Cómo controlas los nervios?

Nunca sabes cómo ni cuándo pueden aflorar los nervios. Es más, dicen que tener una pequeña dosis de nervios es positiva, que siempre es bueno que exista un pequeño atisbo de inquietud, unas pequeñas “mariposas en el estómago” que te impulsen a salir con energía y foco al escenario. Pero, independientemente…

En mi caso, la única forma de estar cómodo es sentir que tengo el control… al menos, en lo que puedo controlar. No puedo controlar el estado de ánimo del público. O que las condiciones sean desfavorables: que haga frío en la sala (o calor), que haya ruido, que la técnica no funcione como debería. Pero sí puedo controlar todo lo anteriormente mencionado: Mi apariencia, mi contenido, el guion, las expectativas… si tengo bajo mi control todo aquello que debe estar bajo mi control, estoy seguro.

  • ¿Cuál es el mejor consejo que darías a alguien que está empezando?

A hablar en público solo se aprende de una forma: Hablando en público. Animaría a todo aquel que quisiera dedicarse a ello a aprovechar toda oportunidad, por mínima que fuera, para levantarse y hablar. Puede que sea durante una boda, para desear la mejor de las suertes a los novios. O puede que sea para hacer una exposición en una junta de vecinos, o en una reunión de padres del colegio de los niños. El objetivo es ganar horas de vuelo, una y otra vez. Y si quieres aprender más rápido, fórmate con alguien que tenga experiencia y se dedique a lo mismo que tú, ya sea ventas o al mundo de las conferencias.

  • ¿Trabajar gratis sí o no / cuándo?

Desde mi punto de vista, existen dos grandes categorías de charlas que estarían bajo el paraguas de “gratuitas”: Las charlas promocionales, y las charlas solidarias.

Con respecto a las charlas promocionales: En ocasiones, llega la oportunidad de realizar una charla ante potenciales clientes, sin remuneración. Es tu trabajo valorar si esta acción de marketing merece realmente la pena… o no. Siempre hay que tener en cuenta que, publicidad, debes hacer. Nosotros vendemos un producto (nuestra charla) y tenemos que llegar a los clientes. Y las charlas “gratuitas” tipo “Try&Buy” son una opción a tener en cuenta. Como se dice en el mundo del teatro: “Cartel en la esquina, puchero en la cocina”. Así que si puedes dedicar parte de tu tiempo a venderte… hazlo.

Con respecto a las charlas solidarias: A lo largo del año llegan múltiples peticiones para realizar trabajos de forma solidaria. Dado que no es posible atender siempre todas ellas, mi recomendación es poner un límite numérico a este tipo de acciones. A modo de ejemplo, cuatro al año. Las cuatro primeras que lleguen “se lo llevan”.

  • ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?

¿Lo mejor? Poder vivir de lo que me apasiona: Comunicar.

¿Lo peor?… ¡NADA!

  • ¿Alguna anécdota graciosa que te haya pasado en un evento?

Anécdotas suceden muchas… pero voy con una que recuerdo especialmente. En este caso, no fue haciendo una conferencia, pero sí hablando en público realizando un espectáculo de monólogos cómicos. El stand-up comedy (o, como hemos traducido en España, el monólogo cómico) tiene un algo especial, y es que puedes medir el éxito o el fracaso de tu trabajo de forma inmediata. El objetivo de un espectáculo de stand-up es obtener el mayor número de risas posibles en el menor tiempo posible. No “contar una historia graciosa”, o “cosas divertidas”, no. Obtener risas. Si el show consigue muchas risas, es un buen show. Si el show atrae la atención del público, pero no genera risas, no funciona (quizá sea un buen espectáculo de “cuenta cuentos”, o “teatro”, pero no es stand-up).

Creo que, precisamente por esto, a tantos ejecutivos les da miedo incluir comedia en sus presentaciones (a pesar de todos los beneficios que tiene): Porque les da miedo que el público no se ría. La risa es un indicador instantáneo de éxito o fracaso.

NOTA PARA LOS EJECUTIVOS DEL MUNDO: HACER REÍR ES FÁCIL… ¡SI SABES CÓMO! Al fin y al cabo, hacer reír es una habilidad humana más. Y como toda habilidad, se puede aprender. ¡Dicho queda!

A lo que iba: En una ocasión me llaman para hacer un monólogo cómico en una famosa discoteca de Almería, donde cada semana acudía un monologuista para hacer un show de 50 minutos.

Como siempre, trato de informarme de qué tipo de humor espera el público, así como el target de edad al que voy para adaptar las referencias y los chistes. El representante de la agencia, lejos de darme información útil, me dice: “Este local es como un melón: Hasta que no lo abres, no sabes cómo va a salir…”. En otras palabras: Que ni idea de qué podíamos esperar del público, ni de lo que iba o funcionar, o lo que no.

Así que… salgo al escenario dispuesto a escuchar al público y, en función de la reacción, ir modulando el tipo de chistes o historias. La discoteca está llena. Más de 300 personas mirándome, de pie, bebida en mano. Y arranco.

Los primeros chistes entran, pero poco más. Lo intento por un lado, y nada. Lo intento por otro, y nada. El público está atento, sí, pero no reacciona. No entra ni un chiste. ¡No se ríen! Bueno, miento: entre el público había una persona, y solo una persona, que sí se reía a carcajadas.

Con lo cual… dirijo mi atención ante él, y comienzo a trabajar para él. En un momento dado del show, decido denunciar la situación y, entre risas, les digo:

.- ¡Si es que parece que estáis pintados, solo se ríe este chico!

A lo que una voz de entre el público responde:

.- ¡Porque es rumano!

El público estalló en una sonora carcajada. Y yo, también. A partir de entonces, tanto el público como yo conectamos y el resto del show fue divertidísimo.

Y es que, para hacer reír, no es necesario contar chistes ni ser gracioso… ¡sino decir la verdad